BeingSonic es un método creativo que conecta la danza y el diseño sonoro, invitando a los participantes de los talleres a explorar el cuerpo como instrumento y como músico a la vez.
Desarrollado por Jesús de Vega, la práctica parte de una idea sencilla: si el sonido es vibración y el movimiento es vibración, entonces el cuerpo puede entenderse como un sintetizador vivo. Como un oscilador, genera ondas; como un filtro, resuena; como un procesador de efectos, transforma.
Sus herramientas se comparten en formato de taller, se aplican en la creación de piezas escénicas y se utilizan como recurso de diálogo creativo en colaboraciones.
BeingSonic cultiva la creatividad intuitiva, la escucha profunda y el juego consciente —abriendo un espacio liminal donde el movimiento se convierte en sonido y el sonido se convierte en movimiento.
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(oscilador, envelope, filtro, reverb, delay)
¨Mi fascinación por el sonido comenzó en la infancia, jugando con cintas de casete, sintetizadores y grabaciones de voz —tratando el sonido como un material físico y maleable, igual que el movimiento. En 2009, una grave lesión de rodilla transformó esta curiosidad en algo mucho más profundo. El sonido de mi rótula al dislocarse resonó en todo mi cuerpo, convirtiéndome en una caja de resonancia —un amplificador de frecuencia, de ruptura y de transformación. Aquella fractura no fue un final, sino una redefinición: reveló el sonido como movimiento interno, y el movimiento como vibración¨ (Jesús de Vega).
De esta revelación nació BeingSonic.
El método parte de una idea simple pero poderosa: el cuerpo mueve el aire de la misma manera que lo hace el sonido.
En este sentido, el cuerpo se entiende como un sintetizador, y sigue sus procesos de sintetización sónica:
Oscilador — generando ondas que pueden ser fluidas, percusivas, espirales o angulares.
Amplificador — la piel, los huesos y los tejidos proyectando vibración hacia el espacio.
Filtros, envolventes y efectos — moldeando, modulando y estratificando el movimiento como si fuera sonido.
BeingSonic transforma el cuerpo en instrumento y músico a la vez. Cada gesto se convierte en vibración, cada desplazamiento de energía en modulación, cada respiración en frecuencia.
A través de talleres y performances, los participantes entran en un espacio liminal donde el movimiento se convierte en sonido y el sonido en movimiento. Guiados por paisajes sonoros, la improvisación y el uso de instrumentos como el Theremini Moog, el proceso se desarrolla como un bucle de retroalimentación: el sonido provoca movimiento, y el movimiento transforma el sonido.
Las aplicaciones de BeingSonic incluyen:
Talleres — cultivar la escucha, la creatividad y la resiliencia de los participantes.
Creaciones performativas — generar partituras físicas y sonoras para obras escénicas.
Prácticas híbridas y colaborativas — establecer un vocabulario compartido entre bailarines, músicos y otros artistas.
Desde 2021, he impartido talleres de BeingSonic bi-anuales en la Fontys Hogeschool voor de Kunsten (Tilburg, Países Bajos).
BeingSonic ha sido la herramienta creativa detrás de obras performativas como Sonic Sessions: Euphonic (2021) y Sonic Session: Hara (2023). También ha guiado la composición de la partitura musical y el diseño sonoro de la pieza We Are Here (2023), de Sara Wicktorowik, así como de mi E.P. Soundtrack Vol. 1, que explora los paralelismos entre coreografía y producción musical. En Soundtrack, los propios sonidos se convierten en intérpretes —ejecutando coreografías en el terreno sonoro.
En colaboraciones con músicos, como la compañía holandesa Project Wildemann, BeingSonic se ha revelado como una herramienta ideal de diálogo creativo a lo largo del proceso artístico.
BeingSonic no trata de la imitación ni de alcanzar resultados fijos. Se trata de plantar semillas —gestos que pueden incubar y reaparecer como nuevas formas de creatividad. Cada participante se va con su propia resonancia, con su propio timbre. El proceso es el resultado.